miércoles, 18 de febrero de 2015

Yaguajay (Cuba)

   Yaguajay es una ciudad al norte de la provincia de Sancti Spiritus, está a uno o dos kilómetros de la costa y aunque no es un destino turístico tiene unas perlitas que no son recomendables perder si uno anda por la zona o no tiene programa para el finde.


        Tal vez si no hubiera conocido a Yassiel, uno de los buenos amigos que la ciudad de Santa Clara me dio, oriundo de esa ciudad, jamás la hubiera conocido. 


         Salimos desde la parada de la Universidad en una guagua bastante temprano, pero también hay transportes que salen desde la terminal y que son más sencillos para el viajero que todavía no conoce la dinámica de las rutas villareñas.

       En menos de dos horas llegamos y después de hacer el ‘acampe’ en su casa –que tiene tremenda vista al mar- fuimos a conocer el museo de Camilo Cienfuegos, que es por lejos, espectacular y muy rico en documentos, fotografías y objetos históricos.






     Después alquilamos un coche –que es el carro tirado por un caballo- y le pedimos que nos acercara hasta Rancho Querete, que es una reserva con pozas de agua helada y cuevas muy parecida al Nicho.

            Tuvimos que volver al día siguiente porque llegamos muy sobre la hora ya que el guardavidas se iba a las seis, aunque ni lentos ni perezosos anduvimos explorando de aquí para allá y de regreso hicimos parada en una guarapera que estaba cerca. El guarapo –la bebida que sirven ahí- es lo que resulta de prensar la caña de azúcar más el añadido de un poco de hielo. Muy recomendable de degustar y resulta muy refrescante –aunque dicen que puede hacerte bajar la presión a mí nunca me pasó-.


            Por la noche hicimos ronda de mate cocido y Uno, el famoso juego de cartas que Laurita había traído. Nos reímos mucho con las ocurrencias del hermanito de mi amigo Yassiel hasta que se hizo tarde y hubo que dormir porque al día siguiente teníamos que desquitarnos en el Rancho. 
               El segundo día lo invertimos casi por completo allí. Una delicia de lugar, el agua súper helada, música en el parador y poca gente, uno puede relajarse tranqui en ese paraíso que no es tan conocido como el Nicho pero que no tiene nada que envidiarle.



          En resumen, Yaguajay es una ciudad tranquila, como para descansar o hacer excursiones en la naturaleza. No hay mucha movida nocturna a excepción del danzón que es dónde va la gente mayor a bailar a la nochecita; una excelente oportunidad para compartir la música popular in situ y no caer en los clásicos cabarets para extranjeros típicos en La Habana o ciudades como Matanzas.


Hasta la próxima!

viernes, 13 de febrero de 2015

Caibarién (Cuba)


         Viaje relámpago. La ciudad costera más cerca de Santa Clara: Caibarién fue el lugar para esa típica escapada nuestra de fin de semana. Está a una hora en bus aproximadamente y cerca de los cayos.

     Cuando llegamos fuimos caminando hasta el malecón (costanera) y ahí nos instalamos con el tereré un rato hasta que lentamente fuimos rumbeando para la parte en que estaba la playa.
      Explorando por ahí encontramos un monumento hecho de huesos: tremendo, sobre todo porque parecía estar hecho de huesos de vaca. Yo me volví loca, porque ya hacía varios meses que no comía asado, así que el ‘guardián’ se convirtió en una especie de símbolo de resistencia para mí.

 

             Hay lugares muy tranquilos y con sombra, y como no es un destino ‘turístico’ uno puede estar bastante relajado y disfrutar del silencio, o como en nuestro caso, de los refranes, porque decidimos poner a prueba nuestra internacionalidad tratando de completar los refranes del otro. 





        Unos metros más adelante hay un hostalito muy lindo que también cuenta con un paladar bárbaro. Almorzamos ahí como reyes, creo que por dos dólares cada uno. 


             Sé de un par de amigos que suelen quedarse el finde ahí también a pasar la noche. El sitio se llama La Tormenta. ¡Cien por ciento recomendable!

        También hay almejas y caracoles para juntar en la playa... Claro, ese es un vicio que no se me quita cada vez que voy a una playa.


          Y a la vuelta, -a la entrada de la ciudad- hay un cangrejo enorme, que da la bienvenida a la ciudad, hecho por un escultor muy importante, Florencio Gelabert.
         Nos despedimos hasta la próxima de la ciudad porque ese día había un juego de béisbol imperdible en Santa Clara, pero la cita para pasar el finde quedó pendiente para la siguiente ocasión...

Hasta la próxima!